jueves, 30 de julio de 2009

DESCRIMINACIÓN EN EL PERÚ (EDUCATIVO)


No hablemos de la congresista Hilaria Supa. Hablemos de lo que significa ser una mujer quechuahablante y haber nacido en alguna zona rural del Perú. Según las cifras del Censo 2007, el 31.1% de estas mujeres son analfabetas, el 38.3 % tiene estudios de primaria, el 22.6% llega a la secundaria y solo el 2.9% alcanza la universidad. Para una niña, nacer en el campo implica estar condenada a la falta de oportunidades pues, en contextos de pobreza extrema, las familias prefieren apostar por la educación de sus hijos hombres con la idea de que ellos tienen más posibilidades de salir adelante con una carrera. Las niñas, en cambio, se quedan ayudando a su madre, casi siempre quechuahablante y analfabeta también, en las labores del hogar.Ahora, qué pasa con las niñas que, efectivamente, logran llegar a la escuela. Si consiguen ser matriculadas, su centro educativo será, casi con seguridad, multigrado o unidocente; es decir, atendida por un profesor, que se las arregla para enseñar generalmente sin libros y sin cuadernos a todos los niños de distintos grados, edades e intereses. (El 90% de instituciones educativas de primaria rurales es atendido por docentes con más de un grado a su cargo). Además, ellas llegarán hablando quechua y tendrán que insertarse en un sistema educativo que no está preparado para enseñarles a leer y escribir a alumnos cuya lengua materna no es el castellano.

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